Nosotros los mayores, y la Poesía 37. MIRO MIS MANOS...

Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
31 mar 2015 - 09:47
bblanco
bblanco
ROSILLOsueorig2
ROSILLOsueorig2

Por las últimas páginas de nuestro Nido, nos han acompañado, en viaje de buena poesía, ocho sugerentes títulos de Eloy Sánchez Rosillo, seleccionados de su última etapa literaria, menos nostálgica, más celebrativa. A los tres importantes libros presentados, “La certeza (1996–2004), pulsar, “Oír la luz” (2005 a 2007), pulsar, y “Antes del nombre” (2009–2011), pulsar, añadiremos referencias a otro meritorio trabajo “Sueño del origen” (2007–2009), del cual conoceremos hoy dos emocionados poemas: “Meditación sobre unas manos” y “Certidumbre que quema”.

bblanco
bblanco

SUEÑO DEL ORIGEN

Contemplamos la portada de la edición que hoy evocamos, con viñeta original de Ramón Gaya. ¿Por qué no imaginar que de las dos palmeras que presiden la cubierta, la más alta representa a su padre, fallecido cuando Eloy contaba solo siete años, y la pequeña acaso simbolizaría al propio autor que, por aquellos paraísos de inocencia, dejó el alma prendida de beatitud y dicha.

Del contenido editorial de la solapa entresacamos el siguiente párrafo que bien resume la fascinante semblanza del autor de “Sueño del origen”, y que encandila, no sabemos bien cómo, a lectores de ayer, de hoy, de siempre:

“Toda poesía auténtica contiene una revelación: los poemas en los que se evoca un paisaje, un momento del día o una emoción fugaz, manifiestan también la plenitud íntima del ser, una comunicación con lo más valioso y primigenio, una trascendencia que remite al origen.”

bblanco
bblanco
dos-manos991
dos-manos991
bblanco
bblanco
bblanco
bblanco

MIRO MIS MANOS...

bblanco
bblanco
bblanco
bblanco
memoria131
memoria131
bblanco
bblanco

El poeta descubre, como por casualidad, que en el dorso de sus manos vienen apareciendo caprichosas manchas que delatan su edad. En el juego de espejos, otras manos más jóvenes y perfectas adelantan su tiempo y su escritura. Rápidamente, la tarde cae y pronto sucederá la fría noche y su pronóstico de soledad y desconcierto. Os ruego me permitáis descolgar aquí, a modo de caricia, los cuatro versos del poema “El crepúsculo”: “En el atardecer suele decirnos / en voz muy baja la naturaleza / intimidades que a la luz del día / no quiso revelarnos.”

bblanco
bblanco

MEDITACIÓN SOBRE UNAS MANOS

Miro mis manos. Veo cómo cierran

un libro, cómo abren

este cuaderno. Muestran en su piel

las manchas pardas propias de la edad

en la que de manera inevitable

al parecer voy poco a poco entrando.

En el silencio de la habitación

todo está más o menos

igual que suele y, fuera,

la tarde soleada, azul y fría

de un día más de enero

va transcurriendo plácida.

Al ver mis manos, al fijarme ahora

por puro azar en ellas,

las veo como son, y las comparo

con la imagen que tengo en la memoria

de cómo fueron hasta no hace mucho.

Las contemplé otras veces,

lo mismo que esta tarde,

sin inquietud ninguna: sólo eran

las confiadas manos

de un hombre joven que con ilusión

y voluntad de hacer se retiraba

a su cuarto a escribir en ocasiones.

Pero de pronto, hoy,

me han resultado ajenas, me parecen

las manos de otro: tantas manchas ocres

que inadvertidamente ha dibujado

el tiempo en su estragada superficie

como triste archipiélago,

estas venas azules que resaltan

en el cansancio de la piel, el hueso

que aquí y allá comienza a deformarse.

No tienen la apariencia de mis manos,

las manos de aquel hombre que yo era

y que en la calma de su casa, a solas,

intentaba escribir.

bblanco
bblanco

Pienso en mi vida,

en la vida que pasa.

bblanco
bblanco

Al otro lado

del cristal del balcón, rápida, empieza

a apagarse la tarde.

La tarde de este día que no ha sido,

bien al contrario de lo que supuse,

un día más de enero,

y en la que al ver mis manos

-manos ajenas y que desconozco-

he escrito estas palabras

con desconcierto y con melancolía.

bblanco
bblanco
bblanco
bblanco
ramofloramarar2
ramofloramarar2
bblanco
bblanco
bblanco
bblanco

BUSCAR LA BELLEZA EN SÍ MISMO, EN EL MUNDO...

bblanco
bblanco
bblanco
bblanco
hombremedita811
hombremedita811
bblanco
bblanco

El poeta murciano escribe con minúsculas sus palabras mayores. Aquí su arquetipo sagrado es “belleza”, tan próxima a la “verdad” (“cegadora luz”, “verdad que salva”) y a la “bondad” (“surge en el propio centro de tu vida”, “transformará del todo tu existir”). ¿Y dónde encontraremos esta “belleza” que nos salve? Abriendo bien los ojos y el corazón a la belleza exterior. Y cerrando los ojos y abriendo el alma a la hermosura interior.

bblanco
bblanco

CERTIDUMBRE QUE QUEMA

Hasta el más miserable y más sin nada

conoce la belleza,

sabe qué es

y sabe dónde puede ir a buscarla:

en sí mismo; en el mundo.

No es posible vivir ni un solo día

sin intuir su rostro ni soñarlo,

sin que lo divisemos a lo lejos

o sin que caigan en las cercanías

de nuestra adversidad

unas pocas migajas de su gracia.

Pero hay un grado más de la hermosura,

un más allá de ella,

belleza viva que es verdad que salva.

Nada o poco supimos

de que existiera ni de que pudiera

ser nuestra alguna vez.

Y acaso ahora, justo en este instante,

surge en el propio centro de tu vida.

Arrasará de golpe

lo que hayas sido: el indigente aquel

que hasta aquí la ignoraba.

Sólo con respirarla en ocasiones,

aunque no se te entregue plenamente

desde un principio o nunca,

transformará del todo tu existir.

La hermosura que digo

es cegadora luz,

certidumbre que quema.

Quien la vio aun de soslayo o la padece

por ella vive.

bblanco
bblanco
com0101
com0101

TEXTOS DE MUJERES FAMOSAS

En Presentación PPS, galería de pensamientos de mujeres famosas excelentemente seleccionados y presentados. Algunos nombres: Madre Teresa, Marie Curie, Isadora Duncan, Audrey Hepburn, Hellen Keller, Gabriela Mistral, Indira Gandhi, Joan Baez, Jeanne Moreau, etc. Pulsar aquí.

bblanco
bblanco
bblanco
bblanco
manosab2
manosab2
bblanco
bblanco

NOSOTROS LOS MAYORES,

y la Poesía

bblanco3
bblanco3
enlaces8
enlaces8

36. Regresar a ese limpio manantial

EL MANANTIAL, de Eloy Sánchez Rosillo

LA ESCONDIDA FUENTE, de Eloy Sánchez Rosillo

EL VIAJE, de Eloy Sánchez Rosillo

ÍNDICE DEL 25 al 36

37. Miro mis manos...

MEDITACIÓN SOBRE UNAS MANOS, de Eloy S. Rosillo

CERTIDUMBRE QUE QUEMA, de Eloy Sánchez Rosillo

38. El efecto mariposa

LA REPERCUSIÓN, de Leopoldo de Luis

VISITA AL MERCADO, de Leopoldo de Luis

39. Agnosticismo, viejo perro...

SANTOS RECINTOS, de Leopoldo de Luis

LOS AMANTES, de Leopoldo de Luis

POEMA DE AMOR LEYENDO A MACHADO, de L. de Luis

40. ¡Cómo amaba la vida!

ATARDECER EN BARAÑÁIN, de Jesús Mauleón

PISA ESTE PARQUE, de Jesús Mauleón

NUEVO EPITAFIO, de Jesús Mauleón

41. Con esta dicha de sentirme vivo

GRACIAS, GRACIAS, de Jesús Mauleón

PLAZA DE LOS CASTAÑOS, de Jesús Mauleón

YO PONDRÉ SOL, de Jesús Mauleón

42. Pero ésta no es mi casa

PERO ÉSTA NO ES MI CASA, de Jesús Mauleón

ESPERO, de Jesús Mauleón

ESTE POEMA NO FUE NUNCA ESCRITO, de Jesús Mauleón

43. Cuando mueren los otros

ESA MUERTE PEQUEÑA, de José María Fernández Nieto

RUDA FAENA, de Daniel de la Vega

44. Vendrás de noche o de mañana

CIRIOS, de José Emilio Pacheco

SÉ QUE VENDRÁS, de Joaquín Antonio Peñalosa

A VOCES, de Joaquín Benito de Lucas

45. Avísame, Señor

HERIDO VER, de Ramón de Garciasol

ENFERMO, de Luis Álvarez Lencero

CONVALECENCIA, de Juan Ramón Jiménez

46. El rostro que conjura ver al final

EL ROSTRO QUE CONJURA, de José Agustín de Goytisolo

ANNE MARIE, de Ricardo Paseyro

VER LLEGAR LOS INVIERNOS..., de Fernando Fortún

47. Descifrando sentidos a la muerte

SERÁN CENIZA, de José Ángel Valente

MUERTE VENIDERA, de Joaquín León

48. Amaré y amaré hasta el final

APRESURA, SEÑOR, TIENDE TU MANO, de T. Luca de Tena

ENAMORADO, de Roberto Cabral

LA MUERTE COMO EL AMOR, de Victor Manuel Arbeloa

bblanco
bblanco
bblanco
bblanco
manosab2
manosab2

También te puede interesar

Lo último

stats